Con su taller de joyería Akucha.

Celeste Painepan: la “retrafe” que llevó la platería mapuche a Europa

Ha participado en ferias étnicas en Alemania e Italia y este año irá a México

En la cultura mapuche, existe un rito llamado «Catán Cahuín», donde la abuela elige a una de sus nietas para perforarle las orejas con una «akucha», en mapudungún «aguja». Celeste Painepan cuenta que en este rito de iniciación «mi abuela me eligió a mí a los cinco años». «En ese momento no entendí cuál era su significado, pero con el tiempo, me di cuenta que había sido la elegida y que tenía que encontrar alguna manera de transmitir a la gente mi sabiduría y buena energía», explica sonriente.

Este designio lo concretó en 2011, cuando instaló un taller de orfebrería y creó la empresa de joyas Akucha. «Mis socios son mis hermanos que me ayudan económicamente y también emocionalmente, pero yo soy la que hace el diseño», señala Celeste, la retrafe o platera en mapudungún. Su fuerte es la platería tradicional, que son trabajos más pesados y grandes. Sin embargo, cuenta que se ha tenido que adaptar al gusto de las personas y realizar modelos menos pesados y más pequeños.

Me doy cuenta que la gente ocupa platería distinta a la mapuche y estoy muy feliz en avanzar en este trabajo más moderno, que me permite crear cosas nuevas»,  afirma. Celeste autodefine su trabajo como de joyera más que de platera, porque dentro de los productos que vende, hay algunos fabricados con oro, acompañados de monedas y piedras, y entallados en distintos tipos de materiales.

El año 2011, partió facturando 1 millón de pesos y desde entonces ha tenido un crecimiento promedio del 70%. Sus mayores clientes son turistas que buscan llevarse de recuerdo algo auténtico del país, así como coleccionistas y la propia comunidad mapuche.

En esa línea, Celeste intenta relevar su actividad no solo como artesana, sino como empresaria de la joyería, de manera de interesar a otros a que se la jueguen por desarrollar un trabajo que no solo es bello sino también rentable.

«Cada vez hay menos talleres de artesanía, son menos los interesados en el rubro y a la gente no le interesa la cultura. Por esto es que yo hago muchas charlas y me esfuerzo para hacer conocido mi trabajo», reclama mientras sus manos trabajan el fuego y el metal.

Ese esfuerzo la ha llevado a recorrer el país y también a participar en ferias en Europa, donde su trabajo es reconocido. En 2012, viajó a Alemania al Ethnical Fashion Show y en diciembre del 2014 participó en la Feria Mundial de Artesanía en Milán, Italia. El 16 de marzo parte a México donde va a dar una charla de platería mapuche en la Universidad de Veracruz .
«Mi fin en estas ferias no es la venta, sino ganar reconocimiento porque así, cuando vienen turistas a Chile, visitan mi taller y se llevan algo autóctono», explica.

El rango de precios de sus productos va desde los $12.000 el pillán, colgante protector familiar y parte de la línea contemporánea, hasta los $940.000 donde se encuentran los pectorales, la «trapelakucha», que se usan en el pecho.

«El precio depende mucho del tamaño y del peso. Lo más importante es que una buena platería siempre tiene que brillar y sonar.

Este año, Celeste pretende avanzar en el negocio de los anillos de compromiso y en artesanías contemporáneas, como el «ngetrowe», que son trenzas que se amarran en el pelo y los «yiwes» (platos ceremoniales). También especializarse en mates de plata: «son muy difíciles de hacer y uno de los productos que más compran los coleccionistas».

La Segunda, 17 de Febrero, 2015