Celeste Painepan-Nicul
«Al primer amanecer del Wiñoltripantu, en el regazo de mi abuela, el rito del Katan Kauin se inició. Al fulgor de las brasas, mi abuela calentó una aguja y perforó mis orejas. Luego, oí un susurro cálido que heredó a mi ser la fuerza y sabiduría ancestral de mi cultura»